Para la periodista este trabajo es “reconocimiento a todas las mujeres que han compartido su vida con escritores y han permanecido en segundo plano”, en ocasiones expuestas a críticas.

La escritora y periodista Rosa Villacastín ha vuelto a Castellón para presentar La princesa Paca en el Salón de Actos del Edificio Hucha de la Fundación Caja Castellón. Un libro en el que relata la historia de amor del poeta y Francisca Sánchez, abuela de la periodista.

Aunque es conocida por su trabajo en la prensa rosa, la periodista Villacastín es una de las grandes conocedoras de la vida y obra de Rubén Darío. La razón de este vínculo es la abuela de la periodista, de quien se enamoró perdidamente Darío tras un encuentro fortuito en el Retiro en 1879 cuando paseaba por el parque con Valle-Inclán, uno de sus más fervientes seguidores: “El mismo año que la conoció, el escritor pidió su mano en su pueblo natal, en Navalsáuz (Ávila). Ambos se trasladaron a París, donde el poeta le enseñó a leer y escribir. Vivieron 16 años juntos. La pareja tuvo momentos de riqueza y pobreza, fruto de la vida bohemia y del alcoholismo del escritor. Vivieron en Madrid, Málaga o Barcelona, donde Francisca vio por última vez al poeta antes de que se marchara a Nueva York, donde enfermó de cirrosis muriendo poco después en Nicaragua lejos de su amada”.

Rosa recuerda que “escuchaba a mi abuela hablar una y otra vez el nombre de Rubén Darío y me preguntaba : "¿quién será ese señor?". Solo sabía de un hombre en la vida de mi abuela, que era mi abuelo..., así que le pregunté a mi abuela: "Lala, ¿quién es Rubén Dario?". Y ella me respondió: "El gran amor de mi vida"». A partir de entonces, Francisca fue contando a su nieta la fabulosa historia de su amor con el poeta. Rosa escuchó durante siete años, el relato fascinante de ese amor que su abuela jamás olvidó.

Analfabeta, y sin saber leer ni escribir, la autora define a su abuela como una persona "muy cariñosa y muy castellana", que no se arrugó ante la figura del mítico escritor, quien dedicaba alguno de sus ratos libres a enseñarla caligrafía, así como lectura. Sea como fuere, la moraleja de esta historia tiene un bonito final, ya que como dice Rosa Villacastín La princesa Paca acabó en un matrimonio con "una persona que sentía auténtica veneración por ella". “Era una mujer muy castellana, incluso recia, pero con un humor muy fino. Su flechazo fue tan grande que al mes estaban viviendo juntos. ¡Y eso en 1899!” haciendo que la incomprensión de la situación los convirtiese en el centro de todos los chascarrillos.

Durante toda su vida, Francisca arrastró consigo un baúl repleto de recuerdos de su amor de novela con el poeta Rubén Dario. Ese «archivo» que finalmente donó al Estado español desinteresadamente y que no se había hecho público hasta ahora sirvió para que su nieta se quitara la espina que llevaba clavada de por vida y sacara a la luz, por fin, la casi desconocida historia de su abuela, dando como resultado una obra de 496 páginas titulada Catálogo-Archivo Rubén Darío, editada por la Universidad Complutense en 1987.

Una historia de amor extraordinaria, que Francisca vivió, sin embargo, con la tristeza de la creyente que se ve apartada de la Iglesia. Dos días antes de morir Rubén Dario, tras legarle los derechos sobre sus obras en su testamento, le escribió una carta de liberación: «ya puedes confesar y comulgar, le dijo» Aunque probablemente ella, sacramentos aparte, nunca se arrepintió de ese gran amor...

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