El Cronista de la Ciutat, Antonio Gascó, ha realizado una visita guiada para la prensa, al Palacio Municipal de Castellón

Las visitas guiadas se han programado cada tercer sábado mes de 16:00 a 17:00 horas en grupos reducidos y con una duración estimada de unos 15 minutos, con motivo del 300 aniversario del Palacio Municipal.

En dicha visita Antonio Gascó ha contado:

En 1716, la corporación municipal castellonense, se asentó en el noble edificio municipal que hoy cierra la plaza Mayor de Castellón por su lado oeste. La historia de la construcción de este edificio de solemne y noble fachada, es compleja, y sobre ella, vamos establecer unos someros apuntes.

Para los munícipes del final del siglo XVII, las nuevas construcciones con que se estaba mejorando Castellón desmerecían el primitivo y hasta entonces único, palacio consistorial gótico de la plaza de la Hierba, que amenazaba ruina, además de ser insuficiente para un cometido burocrático cada vez más laborioso. En principio se deliberó ampliar sus dependencias hasta la calle del Batlle, hoy Caballeros, pero los precios tasados de las viviendas de esa área, hicieron desistir del empeño en 1681. Pocos años más tarde, se piensa ubicar el ayuntamiento en la parte trasera del cementerio, que ocupaba parte de la actual plaza mayor y el área donde se encuentra el actual edificio consistorial y para hacer frente a las obras, la corporación acuerda vender las casas de propiedad municipal ubicadas en el ala este del camposanto, junto al flanco izquierdo del campanario, para con los ingresos obtenidos comprar las demás viviendas particulares ubicadas en la plaza Mayor.

Además, en 1705, se propone a la cartuja de Vall de Christ, de la que dependía la iglesia de Santa María, la permuta de la antigua abadía, situada en la plaza Mayor, a la izquierda de la torre de las campanas, por la amplia casa de la viuda de Gerónimo Giner, que estaba en la plaza de la Hierba y formaba esquina con el «carrer Sabaters» hoy Colón. De este modo quedaba una amplia explanada entre el nuevo ayuntamiento y la iglesia, que se iba a convertir en la despejada plaza Mayor.

Sobre planos de Gil Torralba de 1687, el valenciano Melchor Serrano, omnipresente en estos años en la arquitectura local, fue el maestro de las obras del nuevo palacio corporativo, según un amplio pliego de condiciones firmado en 1689, curiosamente ya escrito en castellano. Según cuenta el notario y cronista de la ciudad Llorens de Clavell, que estuvo presente en el acto, la colocación de la primera piedra, tuvo lugar el 30 de septiembre de 1689. Tras 27 años, de complicadas construcciones, por la guerra de Sucesión a la muerte de Carlos II, que supuso falta de liquidez. paros y retrasos, se concluyó el inmueble, de solemne fachada clásica, nada acorde con los gustos barrocos del momento y, trasladados al nuevo y flamante edificio, muebles y documentación del medieval casalicio, los munícipes tomaron posesión de su nueva casa el dos de febrero de 1716, fecha en la que, asimismo, se acordó declarar a San Blas, patrón de la villa, junto con los ya venerados San Cristóbal y San Roque, amén de la Virgen María.

Entre el nuevo camposanto y el campanario quedó un terreno en el que en 1716, tras su oportuna subasta, se construyeron casas, cuyas rentas de alquiler se destinaron a misas por las almas de los difuntos de Castellón, razón por la que fueron conocidas, hasta su desaparición en 1987, como «cases d’ànimes».

En la plaza de la Hierba, el edificio de la Lonja pasa a ser sede la producción del cáñamo (1793) y se mejora con la edificación de un piso sobre los arcos de la planta baja, en tiempos del gobernador Bermúdez de Castro. Frente a ella, desaparecen los góticos edificios de la Cort del Justicia, el antiguo Palau Municipal y la cárcel, cuyos solares son vendidos a familias pudientes que edifican lucidas viviendas.

Salvo la fachada y algunos sillares en la actual sala de reunión de concejales de la planta baja, nada queda en el interior del actual ayuntamiento, de la primitiva construcción, por lo que es muy difícil hacerse a la idea de cuál era la distribución de las estancias del palacio consistorial. Si es sabido que el 18 de septiembre de 1887, dieron comienzo en el llamado «secà de Tosquella» las obras de la cárcel del partido judicial de Castellón, a la que se trasladaron, en 1898, los detenidos de la prisión, ubicada desde el medievo en los bajos del ayuntamiento, que ganó un considerable espacio para dedicarlo a funciones administrativas y acomodo de la policía municipal. El hecho de que la cárcel del ayuntamiento del que hoy conmemoramos su tercer centenario, ocupara los bajos del edificio municipal, provocó muchas anécdotas, dado que los presos se fugaban excavando túneles que les llevaban al cementerio anejo, en el lateral Norte del edificio consistorial.

La reforma más importante y que ha perdurado hasta nuestros días, con la supresión de las torretas que ocupaban los flancos de la fachada frontal, se inició en 1952. Es la época en que se construye la suntuosa escalinata de mármol, que ornamentaría el pintor Juan Bautista Porcar con la realización de los alegóricos murales que ocupan las paredes Norte y Sur. Para el vestíbulo del renovado edificio se le encarga al escultor Adsuara una imagen en mármol de la diosa Minerva como alegoría homenaje a las históricas y doctas aulas de la Latinidad Castellonense. Asimismo se cambió el salón de sesiones y el regio despacho de la alcaldía. La ubicación de la fuente luminosa de la Plaza Mayor tuvo lugar a finales de diciembre de 1953.

En el salón de sesiones se ubicaron las pinturas de los hijos predilectos de la ciudad que realizara Vicente Castell, a las que posteriormente se han agregado otras de ilustres patricios que han tenido el mismo enaltecimiento obra de de Adsuara, Traver Calzada, Ramón Catalán, Soler Blasco y Díaz Naya. En este salón de sesiones, a parte de su cometido institucional, que ya lucía en su techo desde 1843, la alegórica pintura al fresco referente a la victoria local sobre las tropas carlistas, tal vez obra de Oliet o de Carbó se celebraban bailes de gala como el que el 13 de diciembre de 1847, organizó el poeta Campoamor cuando era gobernador Civil de la provincia con motivo de dar comienzo a las obras del nuevo paseo del mar (hoy Avenida Hermanos Bou) Ramón Catalán pintó en 1958 en el trasdespacho del primer mandatario local, el techo de la capilla municipal (hoy ocupada por el gabinete de prensa) con alegorías religiosas en cuyo centro figura la imagen de la Patrona de la Ciudad la Mare de Déu del Lledó.

Fotografía: Pepe Lorite

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