Hace ya dos años que Alejandro Boix superó los cursos de ESO y Bachillerato en el colegio Lledó, donde fue un estudiante ejemplar, al tiempo que alternaba con interminables horas ante el atril con el violín en la mano. Tras terminar el selectivo Alejandro continuó sus estudios de música en este caso a nivel profesional. Los estudios de música profesional constan de seis años, pero Alejandro ha necesitado tan sólo tres para dar buena cuenta de ellos.

Este joven castellonense, un privilegiado con el violín entre las manos, es una gran promesa de la música a nivel nacional. Hemos tenido el honor de poder conversar con él unos minutos

-¿Es posible que alguien apruebe los seis cursos de la carrera de violín profesional sólo en tres?
Sí, es posible. La música, como muchas otras cosas requiere de mucho trabajo, y muchas horas de estudio con el instrumento, entre 4 y 6 horas diarias pero siempre intentando sacar lo máximo de esas horas. Hacer estos seis cursos en tres años también requiere ir siempre un paso por delante, ya que a la hora de hacer una promoción hay que estar al día en todas las asignaturas y esto son más horas de clases con profesores para avanzar más rápidamente.

-¿Cuándo decidiste que querías dedicarte por completo al violín? ¿Tuviste que sacrificar otras actividades para poder dedicarte plenamente a la música?
Todo comenzó el día en que el profesor de música de Lledó Sven Valcárcel apareció por el colegio y me puso un violín en las manos. Después, poco a poco, te va gustando cada vez más, te interesas más por conocer el instrumento, su técnica y lo que puedes hacer con el instrumento. Al final va pasando el tiempo, y cuando te quieres dar cuenta estas ya haciendo un superior.

Como es lógico, he tenido que sacrificar muchas otras cosas para poder estudiar, ya que mientras estas estudiando un bachillerato o la ESO, es complicado sacar tiempo si tienes que ir a clases por la mañana, y más clases por la tarde, y además hay que sumarle el trabajo en casa, tanto de deberes como de ensayo. A veces, esto suele quitarte tiempo de ocio, o de otras actividades, pero a la larga merece la pena haber hecho este esfuerzo.

-¿Qué recuerdo tienes de tu paso por el Lledó?¿Qué recuerdas del proyecto de orquesta del que has sido miembro durante muchos años?
De mi paso por el colegio tengo muy buenos recuerdos. El colegio ha sido durante muchos años una segunda familia para mí, ya que al final pasas casi más horas allí que en casa. También ha sido todo un privilegio tener como profesores a unas magníficas personas, que nos han enseñado mucho, tanto en lo educativo como en lo personal. Del proyecto de orquesta que Sven puso en marcha hace ya bastantes años tengo también muy buenos recuerdos. Es una gran oportunidad que tienen los alumnos de poder ver y sobretodo oír, cómo en conjunto se pueden hacer grandes cosas con la música.

-¿Cuales son tus expectativas profesionales y personales en los próximos años, de formación y de trabajo?
En cuanto a formación, actualmente estoy en primero de superior, y me quedan todavía 3 años más de trabajo por delante hasta acabar el grado y seguidamente es muy recomendable también hacer algún máster para perfeccionar. Realmente en la música nunca se deja de estudiar, siempre hay que seguir formándose y siempre se aprenden cosas nuevas.
Respecto a las expectativas de trabajo hoy en día, es complicado hacerse un hueco en el mundo de la música, aunque no imposible.

-Qué le dirías a los alumnos que, como tú, están en el colegio aprendiendo a tocar un instrumento y tienen el sueño de poder ser profesionales?
Les daría ánimos para continuar y seguir trabajando. Los animaría también a moverse, y salir a conocer cómo es el mundo de la música y a enfrentarse poco a poco a estos obstáculos que van surgiendo y así en esos momentos de bajón que también se tienen a lo largo de la carrera, poder seguir adelante y verlo todo de forma positiva, ya que siempre hay una salida para todo.

Le deseamos mucha suerte a Alejandro Boix en su andadura como músico. Su próxima estación serán los cuatro cursos de estudios superiores tras los que no dudamos que se convierta en una gran realidad del violín.

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