» Antonio Resines inaugura la temporada de charlas de la Fundación Caja Castellón
El actor ANTONIO RESINES inaugura la temporada de charlas de la FUNDACIÓN CAJA CASTELLÓN En 2015 Antonio Resines tuvo la absurda suerte de caerse de una moto. Se rompió la mano y se dieron cuenta de que le pasaba algo más cuando los análisis evidenciaron una gran anemia, le diagnosticaron un cáncer y una predisposición a la formación de pólipos. Además, los médicos vieron una angina de pecho y una arteria obstruida. Entonces, tenía 60 años y tal y como él mismo ha desvelado, tuvo lugar una de las peores cosas que le han pasado, pero lo ha superado
No ha sido suerte, sino que lo cogieron a tiempo, nos recuerda. Lo que no sabemos es si el hecho de que Antonio Resines, que en principio no tenía previsto ser actor, esté aquí, sea debido a la suerte o al hecho de estar a tiempo en el lugar adecuado para serlo. De todo ello ha hablado el miércoles 20 de septiembre en el Salón de Actos del Edificio Hucha de la Fundación Caja Castellón donde ha venido para inaugurar la temporada de charlas-coloquio.
Tras leer las memorias
Pa’ habernos matao (Memorias de un calvo) y escucharle en la Fundación Caja Castellón se descubre que la vida de Antonio Resines daría para hacer una película. “He tenido, creo, el mejor trabajo del mundo. Hacer cine. He podido vivir de ello y casi nunca he estado parado, cosa que no le ocurre al noventa y dos por ciento de los actores de este país. Creo que he tenido la suerte de gustarle a mucha gente, algo de lo que estoy inmensamente agradecido”. “Todo lo que cuento ha pasado en realidad, no nos hemos inventado nada...bueno alguna cosa se habrá distorsionado”, afirma. En cierto modo, estas memorias nos muestran a una persona que ha tenido mucha suerte en la vida y que ha disfrutado con su oficio, su familia y sus amigos. “No he tenido grandes sufrimientos ni pérdidas muy dolorosas, y no lo he pasado mal de pequeño”.
Todo ello teniendo en cuenta que Resines, que iba para abogado, acabó haciendo la carrera de periodismo y la casualidad le llevó a convertirse en un actor imprescindible en el panorama cinematográfico y televisivo español desde que debutó en Ópera prima (1979) a las órdenes de su amigo y director Fernando Trueba. “No hay ningún papel que haya rechazado o que haya hecho del que me arrepienta. Es cierto que pienso que hay alguna película que de no haberla hecho, tampoco habría pasado nada, porque no es una maravilla, pero no importa. Si me gustaba algo lo he hecho incluso sin cobrar, sobre todo si es con gente joven, porque si no cobras ayudas mucho, claro”, añade.
El actor cántabro ha trabajado mucho y en una carrera que abarca ya casi cuarenta años. Ha colaborado con los directores más grandes: Azcona, García Berlanga, José Luis Cuerda. Trueba, Colomo, Agustín Díaz-Yanes, Enrique Urbizu, Gonzalo Suárez o Mario Camus y también con compañeros con los que ha entablado una gran amistad como Jorge Sanz, María Barranco o Jesús Bonilla. “Este es un trabajo en el que aprendes todos los días, de los técnicos y de los actores”, recuerda. Y añade “actuar es un juego y cuando te encuentras con alguien que lo concibe como tú, es mucho más fácil y también más divertido. Se puede jugar, pero no a costa del tiempo de los demás”.
Fotografía: Pepe Lorite
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