El Obispo presidió el Corpus Christi en la Concatedral de Santa María de Castellón: “el Sacramento del Altar contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es lo más grande que tenemos”

El sábado 13 de junio se celebró el Corpus Christi en la Concatedral de Santa María de Castellón, que presidió el Obispo, D. Casimiro López Llorente, con una procesión claustral y con aforo limitado.

“Nos congregamos para celebrar la fiesta del Corpus, en su centro está el Misterio Eucarístico, memorial del sacrificio de Cristo en la cruz y de su resurrección, que se nos da como alimento y se queda realmente presente entre nosotros”, dijo D. Casimiro al inicio de la homilía, “avivemos y confesemos nuestra fe en Jesucristo vivo y realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar”.

El Obispo continuó explicando que “Jesús se hace y está realmente presente en la Eucaristía, en su divinidad y en su humanidad gloriosa, y por ello el Sacramento del Altar contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es lo más grande que tenemos, en ella esta Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que se da a los hombres para que tengan vida por medio del Espíritu Santo”.


Realizó una invitación a los fieles a contemplar y a adorar el Misterio Eucarístico, “en la Eucaristía el Señor se ha querido quedar real y permanentemente presente entre nosotros, bajo esas sencillas especies del pan y del vino, Él está y se queda realmente entre nosotros, de muchas formas, pero de una forma preeminente y única en la Eucaristía”.

Advirtió de que “sin la Eucaristía, sin la comunión sacramental de Cristo, el cristiano, los sacerdotes, nuestra fe, nuestra tarea, se debilita y terminan muriendo. No se puede afirmar que para ser un buen cristiano no es necesario asistir a la Santa Misa ni comulgar, y sería como el sarmiento desvinculado de la vid, que se seca y muere”.

Hoy, en el Corpus celebramos el día de la caridad”, continuó, “y la caridad de Cristo, como dice San Pablo, nos apremia, y más en estos tiempos de crisis global, no solo sanitaria o económica, si no también laboral, social, moral y política, a ser testigos comprometidos en la caridad. Nos insta a atender a todos aquellos que están pasando hambre, que se quedan sin trabajo, que pierden sus empresas, a familias enteras sin medios para subsistir”, por ello se hizo la colecta extraordinaria de Cáritas.


Al final de la Eucaristía se celebró un procesión dentro de la Concatedral con el Santísimo, hasta la puerta, donde el Obispo bendijo a la ciudad.

Fuente y fotografía: web Diócesis de Segorbe-Castellón

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