Basculando entre el duelo y la esperanza. Ese podría ser el resumen del concierto que ofreció este sábado la Banda Municipal de Castelló en homenaje a las víctimas de la Covid-19 y a los servicios esenciales.

Con un aforo de apenas 100 personas, más los curiosos que pudieron estar detrás de las cintas del perímetro, la plaza Huerto Sogueros fue el escenario escogido por la Concejalía de Cultura para rendir tributo a todos aquellos que han perdido la vida durante los meses más duros de la pandemia y también a los supervivientes. A la vez, el recital quiso recordar a esos soldados de primera línea que son los profesionales de los servicios esenciales que se enfrentaron desde el primer minuto a un virus desconocido. Esa es la razón por la que el maestro Marcel Ortega abrió el concierto con la ‘Fanfare for the Common Man’/‘Fanfarria para el hombre corriente’, del compositor estadounidense Aaron Copland. Corrían los años de la Segunda Guerra Mundial y, al igual que había ocurrido en la Gran Guerra, muchos músicos escribían fanfarrias para animar a los combatientes, en este caso del bando aliado. La idea de honrar a tantos héroes anónimos y de seguir imprimiendo ánimos a la tropa se revela muy adecuada para el incierto presente en el que todavía nos hallamos.

Tras el reconocimiento, llegó la pieza más doliente del repertorio. Interpretada y dirigida de forma impecable, el 'Adagio' del compositor de música orquestal, también estadounidense, Samuel Barber, en transcripción del compositor y arreglista Calvin Cluster, evocó el último adiós que muchos familiares no pudieron dar. Una pieza sobria y llena de emotividad con el componente de duelo.

La última emoción que restaba la aportó el `Sea of Wisdom’/‘Mar de la sabiduría’ del japonés Daisuke Shimizu. Sin desprenderse de ese halo de tristeza, la obra igual de conmovedora habla de esperanza y deseo de triunfo.
Reconocimiento, duelo y esperanza, un repertorio oportuno que como el mismo director ha definido, es “delicado, profundo e íntimo”.

Tras los aplausos finales el director se acercó hasta la máxima autoridad municipal, la alcaldesa Amparo Marco, para a continuación volver a coger la batuta y músicos en pie, interpretar el tradicional ‘Rotllo y Canya’. Una ovación cerrada puso punto y final a un recital algo breve pero cargado de emotividad que no quisieron perderse los munícipes del Consistorio de todos los colores políticos, el presidente de la Diputación, José Martí, representantes de las fuerzas de seguridad y otros sectores implicados, además de decenas de ciudadanos de la capital.
A este primer concierto de la Banda Municipal tras la declaración de la crisis sanitaria también asistió entre el público el veterano ex director de la formación, Francisco Signes.

Crónica Patricia Mir
Fotografía Pepe Lorite

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