Hemos estado en el Restaurante Aqua con uno de los menús que prepara el gran Pedro Salas. Japoñol es un menú de esos que mezclan ambas culturas, la española y la nipona, y que se puede hacer bien o mal, como todo. En este caso, como se nota que a Pedro le apasiona lo nipón (y de sobra sabemos que le encanta nuestra gastronomía y los productos de nuestra tierra), ha creado un menú de lo más acertado. Creo que hacía tiempo que no disfrutábamos tanto comiendo y sintiendo; porque cuando comemos despertamos otros sentidos además del gusto, o al menos así debería ser.

Lo que ocurre en situaciones así es que, al existir una mezcla de culturas, los sabores se multiplican, y si encima conoces un poco la gastronomía y la cultura japonesa, todavía te apasionas más. Comer estos platos, estos ingredientes, y con estas técnicas, te producen recuerdos de todo aquello similar que te emocionó en algún momento. Por suerte, hemos tenido muchos momentos japoneses, y este no ha desmerecido nada a los anteriores.

En este caso no vamos a desglosar plato a plato, ya que se trata de muchas tapas y se haría muy largo. Lo mejor es hacer un recorrido general por todo el menú. Al ser una mezcla de culturas desparecen (casi) algunos conceptos muy definidos, como el del pescado crudo, para dar paso a otros muy nuestros como la “cansalá” o “calamarets en cebeta”. En estas tapas hay de todo; desde una sopa de algo tan japonés como el Dashi, mezclado de algo tan nuestro como los tomates de colgar o las gambas rojas; pasando por un pez que aquí pasa desapercibido, como el pez mantequilla, cocinado con las setas Siitake, unidos por gracia de Pedro al tomate seco y al queso manchego. En algunos casos ha escogido una técnica japonesa o una forma de realizar sushi, como los Oshi, o los Niguiri o los Uramaki o los Temaki, y les ha incorporado productos nuestros, como la ya mencionada “cansalá” con jugo de escalibada, o la sardina con albahaca, o los “calamarets en cebeta”, u otros productos nacionales como las anguilas del Delta, la dorada o la pipirrana.

La témpura japonesa suele ser de marisco, normalmente de gambas o langostinos; y de verduras, en este caso la berenjena ha acompañado a las “lleterolas”, que ya Pedro utilizará en el menú de casquería, y que tantos niños de Castellón, al menos los que ya no cumpliremos los 50, hemos comido de pequeños. Este plato a estado acompañado de un mojo picón canario muy bueno, aunque poco picante (suponemos que así gusta a todo el mundo); la masa de la témpura sí que tenemos que decir que, a nuestro gusto, a resultado un poco aceitosa. En este caso, nos gusta más la formula de témpura tradicional japonesa.

Los postres también han estado muy bien y nada pesados, para así, poder seguir disfrutando después de tanta tapa estupenda.

Una experiencia que no deben perderse. Piensen que el menú solo dura hasta el viernes que viene, día 16 de mayo. Para nosotros ha sido de lo mejor que ha hecho Pedro Salas últimamente, y hemos disfrutado mucho. Siempre hemos creído en Pedro, y seguimos creyendo en él, y estos menús no hacen más que confirmar lo que ya sabemos.

Un amigo que lucha por la gastronomía de Castellón.

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