Conferencia en Castellón del abogado y presidente del despacho Cremades&Calvo-Sotelo

Cremades: “Un capitalismo de las personas y para las personas es posible”

• El doctor honoris causa de la VIU afirma que las nuevas tecnologías favorecen la recuperación del ciudadano en las sociedades desarrolladas

• La economía del conocimiento motiva la emergencia de la persona como titular del micropoder

• “Las personas tienen mejores medios para defender sus ideas e intereses de cara a la organización de la economía y el poder político”

‘La economía está experimentando un cambio. La sociedad tiene a su disposición una mayor variedad de fuentes, personas que se relacionan con mayor versatilidad y que cuentan con mejores medios para defender sus ideas e intereses de cara a la organización de la economía y del poder político. Podríamos decir, de alguna forma, que un capitalismo de las personas y para las personas parece posible, todas ellas tienen a su alcance nuevos ámbitos de influencia: el micropoder”. Así se ha manifestado Javier Cremades, abogado y presidente-fundador del despacho Cremades & Calvo-Sotelo, doctor honoris causa por la Universidad Internacional Valenciana (VIU) en su conferencia celebrada en astellón con el título ‘Micropoder y grupos de interés’.

Esta conferencia forma parte del I Foro de Expertos en Participación Ciudadana de la Concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Castellón en colaboración con la VIU. Javier Cremades, acompañado del rector de la VIU, Juan Manuel Badenas, el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, y la concejala de Participación Ciudadana, Marisa Ribes, ha incidido en que las nuevas tecnologías están favoreciendo la recuperación del ciudadano como el protagonista del impulso económico y político de las sociedades desarrolladas. Hasta el momento –ha explicado este abogado- en la mayor parte de las llamadas sociedades capitalistas, el papel del Estado supone, en términos cuantitativos, alrededor de la mitad del Producto Interior Bruto y, por lo tanto, puede concluirse que el capitalismo, en cualquiera de sus concepciones teóricas, no se ha dado en su extensión, con toda su fuerza y vigor.
“La tecnología aplicada a la producción es conocimiento aplicado, es haber hecho realidad la práctica reproducible que ayuda a obtener mejores productos o servicios. Esta nueva economía del conocimiento lleva consigo la emergencia de la persona como titular del micropoder, entendiendo siempre en un marco relacional”, ha expuesto Cremades, quien, no obstante, ha reconocido que la ‘revolución del micropoder’ es un proceso todavía en marcha, puesto que no todos tienen todavía acceso a Internet, en concreto, la mayor parte, en términos cuantitativos, del planeta. Por eso, Cremades defiende las nuevas tecnologías como un canal y un marco, es decir, un instrumento para dar lugar a una redistribución de poder entre los que participan en este entorno.

Las nuevas tecnologías han provocado un verdadero progreso
Las consecuencias, por tanto, de la irrupción de las nuevas tecnologías ha provocado, por tanto, un verdadero progreso. El proceso continuo de digitalización ha posibilitado mayores niveles de productividad en las empresas. La propia innovación tecnológicas, además, incide sobre nuestra propia forma de conocer e investigar: sobre nuestra misma capacidad de innovar. Esta característica tiene unas consecuencias importantes, que afecta a elementos esenciales del capitalismo, llevando a pensar a muchos economistas que estamos ante un nuevo paradigma ‘tecnicoeconómico’: La Economía del Conocimiento’. La innovación tecnológica no se queda en el exterior de la acción humana, como una herramienta más, sino que modifica su propia manera de actuar, dotándola de nuevas virtualidades, es decir, de un nuevo micropoder.

Cremades hace referencia a Maddison. La aceleración del proceso tecnológico ha sido uno de los principales motores del crecimiento capitalista: “El producto total de los países occidentales ha aumentado setenta veces en los últimos ciento setenta años, la población ha crecido más de cuatro veces y el producto per cápita se ha multiplicado por trece. Las horas de trabajo anual se han reducido de tres mil a menos de mil setecientas, lo cual significa que la productividad del trabajo ha aumentado en veinte veces. La esperanza de vida se ha duplicado y ha pasado de treinta y cinco a más de setenta”.

Todo ello, entre otras razones, gracias a la revolución del micropoder el cual incide en el comportamiento de la persona, con un revulsivo en el modelo de consumo que ha provocado un cambio en el estilo de vida. Cremades concluye afirmando que todo cambio en la organización de la sociedad, en la forma de relacionarse, en el intercambio que realizan todos y cada uno de sus integrantes, incide efectivamente en la sociedad en su conjunto.
“El cambio en el pensamiento, el cambio en la cultura, cambia primero la sociedad. Y de un tiempo a esta parte, hemos experimentado un cambio por el cual hemos visto a la persona a considerar cómo es. Le hemos dado el conocimiento, las relaciones, el poder que le corresponde. Es la revolución del micropoder”.

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