El tramo investigado, que transcurre por los términos municipales de Atzeneta y Vistabella, tiene una orientación oeste y noroeste, y en gran parte estaba acondicionado para el tráfico de personas y de carruajes. Esto quiere decir que esta infraestructura viaria supuso un gran trabajo de ingeniería para poder superar las pendientes y los barrancos de una zona abrupta de montaña, superando un desnivel de más de 1.000 m.
A lo largo de todo el recorrido se han detectado diferentes infraestructuras viarias que aún hoy permiten un uso cómodo del camino. Entre ellas, se han identificado un total de nueve tramos de terrazas, con una longitud de 6.258 m., que se utilizaban para conseguir una superficie lo suficientemente ancha para el tráfico rodado y reducir la pendiente en las zonas más escarpadas. También se han identificado seis tramos de trincheras, con una longitud de 491 m., que se excavaban para suavizar espacios de montaña con un desnivel muy abrupto.
Aunque el uso continuado del camino ha implicado numerosas reformas a lo largo de los siglos, en espacios con fuerte desnivel se han documentado tramos con diferentes tipos de pavimentación para mejorar la fricción de las ruedas, favorecer el tráfico igualando los desniveles, e, incluso, drenar el agua. Así, a lo largo del tramo estudiado, se han documentado principalmente dos técnicas de pavimentación: empedrados y superposición de áridos. Hay un total de 21 tramos de empedrado, utilizados preferentemente en zonas con pendiente o con revueltas. También se han localizado dos tramos con una estructura de pavimentación conformada a base de capas de áridos: por debajo, una capa de grandes piedras trabada con arcillas, en medio, una capa con gravas trabadas también con arcillas, y, arriba, una fina capa de arcilla prensada con unos pocos áridos.
Finalmente, se han localizado un total de 11 canteras de donde se extrajeron las rocas necesarias para hacer paredes de contención y pavimentación. Muy interesante también es la identificación de 24 tramos con rodadas producidas por las ruedas de carro que recorrieron este itinerario, entre las que se han identificado algunas que podrían remontarse a la Edad Media o incluso a la etapa romana.
Gracias a todos estos datos, se sabe que, posiblemente, este camino se ha recorrido de manera ininterrumpida desde hace más de dos mil años. El itinerario fue utilizado por los íberos, y luego por los romanos, para transitar y establecer un comercio entre la costa mediterránea y las tierras del actual Aragón. Se continuó utilizando en los siglos siguientes, y se intensificó su uso con la llegada del mundo andalusí. Posteriormente, la conquista cristiana y el desarrollo de la ganadería ovina en la zona, lo transformó nuevamente, lo modificó en parte y lo adaptó como vía pecuaria. Finalmente, este corredor siguió siendo utilizado hasta mediados del siglo XX cuando se construyó la actual carretera CV-170 que transcurre paralela al antiguo trazado.
Este estudio forma parte de los proyectos Encultura-UJI 2022, del Vicerrectorado de Cultura, Lenguas y Sociedad de la Universitat Jaume I.
Fuente Comunicación UJI
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