La Llotja del Cánem, sede de la Ciutat de la Universitat Jaume I en la calle Caballeros, 1 de Castellón, acoge hasta el 17 de enero, la exposición Megalítico. Enigmas del silencio. Una experiencia en 3D de Robert M. Awa.

Horario de sala:
De martes a jueves de 18.30 a 20.30 h, viernes y sábados de 11.30 a 13.30 h y de 18.30 a 20.30 h. Domingo y lunes cerrada.

* La sala permanecerá cerrada los días 24, 25 y 31 de diciembre de 2014 y el 1 y el 6 de enero de 2015.

Visitas guiadas para grupos: para concertarlas se tiene que telefonear al 964 72 91 20, de lunes a viernes de 10 a 14 h.

Robert Muñoz es, ante todo, un fotógrafo inspirado. Es además un investigador nato que quiere llegar más allá de cuanto supone la reproducción fotográfica. Tal vez por eso lleva ya algunos años indagando, con pasión ilusionada, no exenta de placer científico, la fotografía estereoscópica o tridimensional que otorga una corporeidad especial y sobre todo vinculante a sus motivos. El proceso requiere una gran habilidad científica por parte del fotógrafo, pero también inspiración para buscar los motivos que puedan resultar más sorpresivos y más reales y entroncarlos con esta técnica anaglífica.

En anteriores muestras Robert M. Awa se encaramó peñas arriba por las montarazas del Maestrazgo y del Desierto de las Palmas. Ahora, motivado por un instinto de romántica arqueología histórica, ha viajado por la península Ibérica y por el archipiélago Balear para enquimerarse con las piedras milenarias, testimonio impertérrito y solemne de un pasado lleno de sensación y misterio.

Historiadores, con mucho de novelista y fantasioso, han querido relacionar las construcciones megalíticas menorquinas con otras del área mediterránea y aun atlántica, relacionándolas con el ciclo de los eclipses lunares o la definición de los solsticios y los equinoccios, las salidas y las puestas del Sol y de la Luna. Nuestro fotógrafo, no podía ser de otro modo, se enquimeró con estas historias con salmo druídico y quiso penetrar en el arcano de su fantasía y sobre todo de su poder arrebatado que abruma cuando la espectadora o el espectador se encuentra rodeado por estos testimonios de civilización.

Hay arcano, misterio, fuerza ancestral, ritual, quimera y leyenda. Todo ello, lo avizoró con los ojos de la cara y los del alma y quiso que su cámara produjera el milagro de la visión sensorial de su percepción humana.

Por eso, sus estereoscopías introducen al espectador en el potente ámbito de lo ancestral, haciendo que el contemplador que se calza ante sus ojos las lentes tojo-turquesa, se sumerja en un océano de sensaciones históricas que son poderosas y recónditas a un tiempo, sugerentes, insondables y grandiosas siempre.

Nunca el silencio de esas piedras milenarias es más real y más vivo a un tiempo. Las piedras silentes hablan con lenguaje de un mutismo elocuente, el de la intensidad del enigma que sobrecoge a quien se encuentra inmerso en ese panorama por la fascinación aterradora del jeroglífico incomprensible que une al hombre con la incógnita grandeza de lo sagrado y milenario.

Al contemplar las imágenes tridimensionales de Robert M. Awa no podemos por menos que recordar la frase de Thomas Carlyle: «El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes.»

Antonio Gascó
Crítico de arte y catedrático y académico de las reales academias de San Fernando y de San Carlos
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