La sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Castelló, acogió la inauguración, el miércoles 17 de julio, de la exposición "Wences Rambla. 50 Años de abstracción pictórica", organizada por el Instituto Valenciano de Cultura (IVC), donde permanecerá hasta el 20 de octubre.

La muestra contó con la presencia entre otros del conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà, la rectora de la Universitat Jaume I, Eva Alcón, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Castelló, Verónica Ruiz, el director del IVC, Abel Guarinos, el coordinador del IVC, Alfonso Ribes y la profesora titular de Estética y Teoría de las Artes de la Universitat Jaume I de Castelló y directora del Museu d'Art Contemporani Vicent Aguilera i Cerní de Vilafamés, Rosalía Torrent Esclapés.


No es fácil encontrar, en el ámbito artístico de Castelló, un pintor que, desde sus inicios, optara por el lenguaje de la modernidad. Wences Rambla, en una ciudad que entonces era poco propicia a nuevos experimentos, nadaba contra corriente, y construiría un estilo que hoy le hace perfectamente reconocible. Esta exposición, que habla de sus cincuenta años en el mundo del la abstracción, es un claro ejemplo de ello.

Sus primeros pasos se enmarcan dentro de una trayectoria informalista que hacía del estudio de la materia su razón de ser. En los años setenta asumiría una pintura de arraigo social, dentro de las coordenadas de una figuración de carácter crítico. Este periodo sería seguido por una fase en la cual la geometría se apodera del cuadro, no solo como un entramado arquitectónico, sino como un desarrollo caligráfico. Ya en los noventa se encaminaría a una obra de máxima abstracción y vibrante explosión cromática.

Si bien los trabajos que se puden ver en esta exposición responden al concepto global de abstracción, en realidad se pueden descubrir o intuir "paisajes", procedentes de las vivencias y de la memoria del artista; ciertamente, no del plein air transportado al lienzo, sino de una memoria compuesta de todas las tierras que ha visitado, de todos los cielos que se ha parado a contemplar, i que resuelve plásticamente en los estratos y colores que los pueden habitar.

En su pintura es indiscutible el valor de la línea, que usa tanto en su forma pura (lineal o dibujando enigmáticos guarismos) como en difuminadas masas rectilíneas o en franjas perfiladas que concluyen en coloridos estratos. pero la línea tiene como un gran aliado el color. Una no se entiende sin el otro, un color que parece brotar de el interior del espacio plástico más que de su aplicación al lienzo.


Wences Rambla nunca hace la misma obra, por más que tantas obras suyas tengan un aire de familia. Su peculiar talente lo lleva a investigar sobre cada uno de sus trabajos, a crear pequeñas o grandes historias, pero todos disponen de su propia idiosincrasia. Su trabajo creativo se fundamenta en una base en que se entrelazan lógica e intuición, subjetividad y objetividad, emoción y raciocionio; lo que no hace sino reflejar el carácter de este artista, para quien en definitiva la pintura es "otra forma"  de conocimiento. No en balde, él mismo dice : "Necesito pintar, porque necesito saber". Frase tan contundente como inquietante que nos habla sobre el ser humano ante el cual estamos: una persona que concibe cada una de sus obras como un paso para la autoaclaración de otra obra mucho más compleja: la de su misma existencia.

Rosalía Torrent Esclapés
Universidad Jaime I
Directora del Museu d'Art Contemporani Vicent Aguilera i Cerní. Vilafamés

Fotografía: Pepe Lorite


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