El muncipio de
Alquerías del Niño Perdido de Castellón como tal comienza en 1985 cuando se segrega del municipio de
Vila-real. Se detectan restos íberos en la Torrasa, un puente romano sobre el Riu Sec y numerosos restos musulmanes. El paisaje es llano, con un predominio del cultivo del naranjo, y la presencia de numerosas alquerías y casas de campo.